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El prófugo de la justicia Nixón Moreno planifica una sorpresiva fuga de la Nunciatura Apostólica, donde se encuentra amparado por el Clero criminal y fariseo que poco le importa la dignidad de las mujeres venezolanas.

Acusado por actos lascivos, agresiones, y agavillamiento, en unos hechos públicos y notorios del año 2006, en la ULA, este delincuente de alta peligrosidad acaricia la idea de una fuga, esto por el que la cancillería venezolana ignora la solicitud de asilo diplomático que pide la Santa Sede para este individuo que mira sádicamente a las monjitas que se apersonan a la nunciatura en Caracas.

El nuncio, desesperado por la carga que representa tener a un sádico en sus aposentos, le dice a Nixon que se entregue, lo que él se niega al saber que será declarado culpable en el tribunal.